El hábito de los caballeros templarios era una túnica de lana blanca semejante a la de los antiguos cistercienses, según se ve por el cap. XX y siguientes de la regla; y más adelante por los años de 1146 el Papa Eugenio III aprobó que llevaran una cruz de paño rojo sobre sus capas blancas y también en sus estandartes.
Acerca la forma de la cruz de los templarios son varias las opiniones de los autores. Unos dicen que en un principio no llevaron cruz, y que la primera que usaron fue una patriarcal de grana, es decir, con dos travesaños, cosida en las capa sobre el hombro izquierdo; otros que era una cruz octágona, lo que tal vez provendría de haber confundido los templarios con los hospitalarios u orden de San Juan de Jerusalén o Malta, orden militar fundada por aquellos tiempos en la santa Ciudad, los cuales la llevaban verdaderamente octágona y blanca sobre el manto negro. Pero de todos modos, nosotros, respetando las opiniones expuestas, creemos con el señor Campomanes y muchos otros autores, que la cruz usada por los templarios, a lo menos en nuestra España, fue una cruz roja sencilla de paño de igual forma que la representada en la lámina, la que generalmente llevaron los cruzados; y acaba de obligarnos a pensar así, el verla de la misma manera figurada en algunos de los escudos de armas de los templarios que hemos examinado, y se conservan en edificios que les pertenecieron.
Acerca el color del hábito, suscitáronse en un principio terribles riñas y disputas entre los templarios y los caballeros teutónicos, otra orden militar fundada en Jerusalén después de aquella, y de los hospitalarios. Los teutónicos dieron en usar vestiduras blancas, de lo que se quejaron los templarios, y consiguieron de Inocencio III que prohibiese dicho uso a los teutónicos; pero no habiéndose esto verificado, el Patriarca de Jerusalén cortó la disputa, disponiendo que los templarios pusiesen sobre sus capas una cruz de paño encarnada, y los teutónicos la llevasen negra.
Los templarios y sus fámulos llevaban el pelo corto, lo mismo que las melenas y la barba, según resulta de los cap. XXVIII y XXIX de su regla.
Usaban camisa y calzoncillos que no debían quitarse ni para dormir. Ningún caballero podía tener más que tres caballos, a no ser con permiso especial del gran maestre, y un sólo armígero o criado para cuidar de sus armas. No podían usar pectorales, espuelas, frenos, estribos, ni cosa alguna de oro o plata, a no ser que les fuesen dadas de caridad. Tampoco les era permitido usar rostrillos ni lazos.
Sólo podían comer carne tres días a la semana, guardando abstinencia los lunes, miércoles y sábados. Solían comer de dos en dos en una mesa, aunque reunidos muchos en una misma pieza.
Cada templario dormía solo en su cama, que se componía de jergón, sábana y cobertor, no pudiendo faltar nunca luz en el dormitorio o pieza en que dormían los hermanos.
Les era privado tener llave en las maletas cuando se hallaban reunidos. Sin permiso del gran maestre no podían escribir ni recibir cartas. Debían tener obediencia perpetua al gran maestre o al que hacia sus veces, ejecutando sus mandatos sin tardanza y como si Dios lo mandara. No podían andar nunca solos, ni de noche. Les estaba privado cazar con ave.
Por el cap. LI de su regla era lícito a todos los caballeros profesos poseer tierras, casas, hombres y labradores, pudiendo gobernarlos por sí mismos; y por el LXVI se les permitía tener diezmos.
Los fámulos o sirvientes de los templarios debían usar vestidos negros o del color mas oscuro que fuese posible hallar en el país donde estuviesen, para distinguirse de los caballeros, como resulta del cap. XXI de sus estatutos.
En la misma religión podía haber hermanos y caballeros casados, cuyos bienes podía heredar la orden; pero a estos no les era permitido vivir en la misma casa con los que guardaban castidad.
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